Sí, lo recuerdo, como si hubiese sucedido ayer. Cuando era un niño en mi querido pueblo surrealista. Sí, aquella vez, cuando llegó el muy famoso Circo de Don Ramón. Lo recuerdo ahora, no del todo por casualidad, sino porque actualmente está de moda la bio-serie de Chespirito. Así que llegó a mí el recuerdo, desde lo más profundo de mi mente.
Sin embargo, como era de esperar. Este evento no podía estar exento de algo más allá de lo evidente.
La llegada del Circo de Don Ramón
Todo comenzó con el sonido de un megáfono montado sobre un camión. Un megáfono que informaba a viva voz la llegada del espectacular Circo de Don Ramón. Donde este aparecería tal y como se veía en televisión. También nos decían que no nos lo podíamos perder. Es más, los niños debería llevar a los papás.
Enseguida todos los niños del barrio nos emocionamos ante ese llamado, y porque negarlo, los adultos también. Por supuesto que había que ir, ya que también informaban que estarían por poco tiempo. De hecho, así fue, solo estuvieron una semana, donde dieron cinco funciones.
El circo instalado y la primera función
Recuerdo que después de que se instaló el circo fuimos a ver a por fuera. La ubicación donde se instaló, fue el campo de futbol del pueblo. Recuerdo que era un circo pequeño, con unos cuantos animales. Ya no recuerdo cuáles eran, creo que un avestruz, una llama y algún caballo.
También recuerdo que esa noche fue la primera función. Muchos asistieron a esa función. Sin embargo, los adultos de la familia no tenían dinero para llevarnos. Así que ese día no pude ser de los privilegiativos que asistieron primero.
Al otro día en la escuela le pregunté a mis amiguitos que habían asistido acerca de la función. Ellos me dijeron que aunque había estado divertido, ese día no salió Don Ramón. Inclusive, me enseñaron parte del boleto. Allí se alcanzaba a notar que decía que en esa función no iba a estar Don Ramón.
En ese momento, me sentí afortunado de no haber podido asistir entonces.
La última función del Circo de Don Ramón
Durante toda la semana, en cada una de las funciones aparecieron esos boletos especiales. Aquellos con la leyenda de la ausencia de Don Ramón. Para ese punto, ya se sabía que el pequeño circo no contaba con semejante artista. No obstante, mucha gente iba de igual manera.
En mi casa ya habían reunido el dinero para la función. Aunque la falta del artista prometido echaba para atrás a la familia. El dinero no sobraba y además, ya se sabía que lo prometido no era verdad. Por otro lado, era una oportunidad de que los niños, quienes nunca habíamos ido a un circo, lo conociéramos. Además, la verdad, en mi corazón siempre estaba la esperanza de que ahora sí se presentara Don Ramón. Y no dudo que en el corazón de los adultos también la esperanza estaba.
Al final, en la última función, me llevaron al circo. Y, efectivamente, no se presentó Don Ramón. Pero, a pesar de todo, me divertí mucho con ese espectáculo nuevo y en vivo.
Reflexión
Antes de terminar este post, cabe aclarar que dudo que en realidad ese circo tan pequeño, haya sido de Don Ramón. De hecho, dudo mucho que este supiera siquiera de la existencia del mismo. Sumado a esto, dudo aún más que él supiera, si acaso, acerca de mi pequeño pueblo.
De hecho, dudo también que alguien, además de los niños, creyera que don Ramón podría aparecer. Sin embargo, de lo que no dudo, ni tantito, es de algo que se podía ver en los ojos del pueblo. Todos, de alguna forma, mantuvimos la esperanza de verlo hasta el último día que el circo estuvo en el campo de futbol.
Así que donde se encuentre, Don Ramón, muchas gracias por tantas risas y buenos momentos a través de la televisión.
En fin, amigos, así fue como sucedió en mi pueblito surrealista, cuando nos visitó el circo de un gran actor, que nunca se presentó.
Por cierto, ¿Alguna vez llegó un circo a tu pueblo? ¿También esperabas ver a un personaje famoso y nunca apareció?
Cuéntame tu historia en los comentarios. Me encantará leerte.
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